29 de abril de 2015

Accastello - Buenaventura: dispuestos a ganar

La decisión de Eduardo Accastello de lanzar, para las elecciones provinciales de Córdoba, un nuevo frente más amplio que el mero rejuntado kirchnerista de la provincia, y llevar como compañero de fórmula al conocido humorista Cacho Buenaventura ha generado, parece, una fuerte polémica entre los seguidores del Frente para la Victoria, en el orden nacional.
Algunos amigos cordobeses me han pedido mi opinión y, con humildad, aquí la expongo.

La provincia de Córdoba ha sido un hueso muy duro de roer para los candidatos provinciales proclives a la orientación del gobierno nacional, tanto de Néstor como de Cristina. En cada elección local los resultados le han dado un puesto muy lejos del que, en esa misma provincia, ha obtenido Cristina en las dos oportunidades en que se presentó. 

La provincia ha experimentado grandes cambios económicos y sociales en los últimos treinta años, a la vez que el peronismo cordobés, articulado alrededor de la conducción provincial de José Manuel de la Sota, ha logrado ganar cada vez que se han dirimido cargos locales. Ello indica que, en el orden provincial, el oficialismo nacional no cuenta con la estructura político-electoral que, en otras provincias, le proporciona triunfos de un porcentaje avasallante.

Pero, como he dicho, curiosamente, este triunfo del peronismo delasotista cordobés no se expresa en las elecciones nacionales en dicho distrito, donde el lanzamiento de la idea fuerza del “cordobesismo”, manifestada por el gobernador De la Sota, antes de las elecciones nacionales del 2012, fue rápidamente sepultada por el excelente resultado obtenido por la presidenta Cristina en su reelección.

Se pueden dar argumentos economicistas o sociologizantes acerca del papel jugado por el crecimiento de la economía agraria fundada en la producción de soja y en la disminución del peso específico de la clase obrera industrial en los años 60 y 70. Pero esas consideraciones suelen entretenidas pero inútiles a la hora de las elecciones.

También es cierto, y hay que destacarlo, que la provincia tuvo y tiene una profunda tradición radical que, como ha demostrado en sus estudios el cordobés Roberto Ferrero, tiene un origen clerical y antiyrigoyenista, nutrido del enfrentamiento con los gobiernos de los Juárez a fines del siglo XIX. Parte de ese radicalismo fue el que proveyó de presencia de clase media no estudiantil en las jornadas de 1969 y parte de ese mismo radicalismo terminó ofreciendo intendentes radicales a la dictadura cívico-militar instaurada en 1976. Justamente, el candidato a gobernador  Oscar Aguad, del Pro-UCR, expresa los sectores más procesistas de su partido.

Hasta ahora, en 12 años, ninguno de los candidatos provinciales lanzados por el FpV lograron horadar el oligopolio político cordobés formado por el delasotismo, el juecismo y el radicalismo. Sus candidatos a cargos provinciales dieron testimonio de su acuerdo ideológico con el gobierno nacional pero no pudieron gravitar seriamente en los resultados electorales.

Accastello es un hombre de larga actuación política en la provincia que ha militado siempre en el seno del peronismo provincial. Sus dos victorias  que lo convirtieron en intendente de la importante ciudad del sur de Córdoba, Villa María, le han dado relevancia suficiente para representar al FpV en las elecciones a gobernador de este año. Justamente su prestigio como un administrador eficaz y su amplio conocimiento del peronismo provincial hicieron que contase con el apoyo nacional para lanzar su candidatura a gobernador, para disputar con Schiaretti y Aguad el futuro político de la provincia.

Pero, si sus antecedentes lo hacían un buen candidato, su decisión de formar el binomio con Cacho Buenaventura lo presenta como el primero en estar dispuesto a disputar realmente la hegemonía del delasotismo y del rejunte macrista-radical.

En primer lugar, en un escenario altamente polarizado, con un oficialismo provincial dispuesto a retener la gobernación para su sistema conservador -las aspiraciones presidenciales de De la Sota son simples escaramuzas para determinar su porvenir como senador nacional- y una alianza anticristinista que verdaderamente intenta disputar el máximo poder nacional, en la que el radicalismo en su versión más procesista tiene un papel central, la presencia de Buenaventura abre su propuesta a amplios sectores cordobeses a los que su figura resulta de un enorme atractivo. Se trata de sectores populares del interior y de la capital a los que el mensaje del FpV no ha podido llegar y abrirse paso.

Por otra parte, su origen radical popular, opuesto a la maquinaria heredada del proceso y de las trapisondas del angelocismo, abre su mensaje a amplios sectores también populares y que pueden intentar sacar al FpV de su lejanía de los primeros puestos el día del escrutinio.

Poner el eje en la naturaleza mediática de Cacho Buenaventura es errarle al vizcachazo. Es un hombre honrado, que ha sido seducido por las otras fuerzas políticas y que se decidió por acompañar a Accastello. Como radical no ha tenido manifestaciones antiperonistas y ha apoyado la política nacional de Derechos Humanos. El senador Nito Artaza y el diputado (MC) Luis Brandoni también son de profesión escénica y la actriz y cantante Nacha Guevara acompañó nada menos que a Néstor Kirchner en la lista de diputados nacionales con la que llegó al último cargo electivo de su vida. El carácter más popular del arte que Buenaventura practica no puede ser motivo de rechazo, a no ser que se establezca alguna elitista diferencia entre actores serios y actores de peña folklórica. Por otra parte, y sólo como un ejemplo más, sin ninguna otra valoración, fue la candidatura de Palito Ortega la que permitió sacar para siempre del gobierno de la provincia de Tucumán al genocida Antonio Domingo Bussi.

El comicio es un momento en la lucha política donde lo único que cuenta es el resultado. Accastello ha demostrado con su inteligente decisión que está dispuesto a que el resultado le sea lo más favorable posible y acaudillas a todos los sectores dispuestos a seguirlos. Cuenta para ello con el apoyo explícito de la señora presidenta y la campaña electoral seguramente nos deparará grandes chistes cordobeses.

20 de abril de 2015

Caracas, 19 de abril de 1810 - Buenos Aires, 25 de mayo de 1810

Discurso pronunciado en el 205 aniversario del 19 de abril de 1810, fecha que da inicio a la lucha por la independencia venezolana.

El 19 de abril del año 10, las clases decentes de Caracas destituyen al Gobernador y Capitán General de la provincia de Venezuela, Vicente Emparán, e instauran una Junta de Gobierno que desconoce al Consejo de Regencia establecido en Cádiz y asume la representación de la autoridad en nombre del rey Fernando VII, a la sazón, como se sabe, en manos de los franceses. Los protagonistas principales de ese histórico Jueves Santo son entre otros: Francisco Salia, quien obliga al gobernador y Capitán General, tomándolo fuertemente del brazo, a volver al Cabildo Abierto del cual se había retirado para ilegitimar su sesión; el ignoto jefe de la guardia del Capitán General, que ordena a su tropa a no repeler la agresión física sobre la máxima autoridad; José Felix Ribas, el agitador que se arrogaba la representación de todos los partidos; el cura chileno Cortés de Madariaga, cuyo discurso llevó al Capital General, Vicente Emparán, a la renuncia final.
La historia ha inmortalizado un momento que, como en una fotografía, se condensa la complejidad de los hechos. Rojo de ira, por el discurso del canónigo chileno, Emparán declaró que si no lo querían estaba dispuesto a abandonar inmediatamente el cargo. Y mientras hablaba, se dirigió al balcón del cabildo y no se sabe si por audacia o por desconcierto, preguntó a la gente que se había reunido a las puertas del edificio si estaban o no conformes con su gobierno. Al parecer, el pícaro y rebelde chileno, como un moderno productor de televisión, dudando sobre la lealtad de los presentes –muchos de ellos sirvientes y esclavos de los cabildantes- hizo, detrás de Emparán, con su dedo índice la seña de la negación dirigida a algunos de los que pertenecían a la conjura. Un tumultuoso “¡No!” respondió a la retórica pregunta del Capitán General, quien se retiró del recinto, exclamando: “¡Pues yo tampoco quiero seguir mandando” .
Los mantuanos –la clase social de propietarios criollos cuyas mujeres tenían derecho exclusivo al uso del manto- habían logrado ese día, y bajo la máscara de Fernando VI –artificio político que se expandió como un reguero de pólvora por todos los cabildos hispanoamericanos- lo que sus anteriores pronunciamientos y rebeliones no habían obtenido.

El ejemplo que Caracas dio”

En 1810, ese año crucial para Hispanoamérica, los criollos lograron imponer una autoridad de origen local por un tiempo más largo y convocando a hacerlo a todos los cabildos del país que, ya en el mismo mes de abril, comienzan a formar sus propias Juntas. Cumaná, Margarita, Barinas, Trujillo y Mérida serán los cabildos que responden afirmativamente a la convocatoria de Caracas.
Y un poco más de un mes después, en la lejana Buenos Aires, en el confín de la América española, una sociedad menos estamental y racista que la venezolana de entonces, siguió el ejemplo de Caracas.
La Junta porteña, la Primera Junta, tenía en su seno españoles europeos y españoles americanos, y su presidente era un gran hijo del Alto Perú.
Ni la de Caracas, ni la de Buenos Aires, se pensaban a sí mismas como embriones de pequeñas e indefensas naciones. Ambas, y todas las que surgieron en ese glorioso año de 1810, eran manifestaciones de la misma nación que asomaba, con brutales contradicciones y enormes dificultades, a la faz de la tierra.
Por eso es que, cuando la Asamblea del año 13 convierte la marcha de López y Planes en himno de guerra de las provincias del Sur, y cuando el dominio español había aplastado a sangre y a fuego la independencia venezolana, el fervor patriótico del autor pregunta indignado:
¿No los véis sobre el triste Caracas
luto , llantos y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir?
Es que el poema que Vicente Salia le hiciera a las jornadas del 19 de abril, al calor mismo de los hechos, dejaban a las claras que la lucha no era de parroquia, sino continental.
Decía el caraqueño:
Unida con lazos
que el cielo formó,
la América toda
existe en Nación;
y si el despotismo
levanta la voz,
seguid el ejemplo
que Caracas dio.
Y en eso andamos los suramericanos últimamente, junto a Caracas, a Quito, a La Paz, a la Habana, a Panamá.
Las nuevas amenazas que “devorando cual fieras / todo pueblo que logran rendir” nos vuelve a encontrar juntos como nunca lo habíamos estado desde aquel año glorioso.